02 octubre, 2009

El dilema de la reconstrucción en la zona cero de Nueva York


Por A.D. Pruitt y Christina S. N. Lewis

Ocho años después de que los terroristas destruyeran el World Trade Center, el reemplazo de la mayor parte del espacio de oficinas ha quedado sumido en un punto muerto político y financiero. Pero eso no le molesta a la mayoría de los dueños de las propiedades aledañas, quienes tienen que lidiar con la mayor cantidad de oficinas vacías vista en muchos años.
Dependiente de la industria de servicios financieros, el sur de Manhattan ha registrado un marcado aumento de las tasas de desocupación, a medida que las firmas quiebran o realizan olas masivas de despedidos. Según una proyección de Reis Inc., una firma de investigación de mercado, la tasa de oficinas vacías aumentará a 11,5% para fines de este año y a 12,3% el próximo año, tras mantenerse en cifras de un dígito desde 2007.
La sobreoferta de inmuebles comerciales empeoraría si las torres, que están planeadas para reemplazar más de un kilómetro cuadrado de espacio de oficinas perdido cuando el World Trade Center fue destruido, se terminan antes de que la economía se recupere. Pero las posibilidades de que eso ocurra son cada día menores debido a la batalla entre la Autoridad Portuaria de Nueva York y Nueva Jersey, la cual posee los terrenos, y el urbanizador privado Larry Silverstein, quien alquiló el espacio de oficinas por 99 años seis semanas antes del ataque terrorista.
World Trade Center
Sólo un edificio de oficinas ha sido financiado en su totalidad en el local, una torre de 240.000 metros cuadrados que construye la Autoridad Portuaria y que se llamará One Word Trade Center. Bajo el plan actual, estará lista en 2013 o 2014. Pero los tres edificios con más de 575.000 metros cuadrados de espacio de oficinas que se supone que construirá Silverstein están enredados en una guerra entre el empresario y la agencia controlada por los gobiernos de los dos estados.
En octubre, Silverstein y la Autoridad Portuaria se someterán a una mediación vinculante para resolver quién debería pagar por partes de la renovación propuesta, un proceso que podría llevar meses.
Los retrasos en las obras se han convertido en un problema para el corazón financiero de Manhattan y causaron problemas en el transporte e inconvenientes para trabajadores y residentes. Líderes políticos y empresariales señalan que el proceso lento impide que la ciudad y el país se recuperen emocionalmente del trauma del 11 de septiembre de 2001.
Sin embargo, antes que la recesión hiciera sentir sus efectos, otras zonas del sur de Manhattan se recuperaron. La población residencial aumentó a medida que edificios de oficinas obsoletos se convirtieron en apartamentos de lujo.
Las empresas también regresaron a la región durante los años siguientes al ataque terrorista. La tasa de desocupación de oficinas alcanzó un máximo de 10 años en 2003, con 14%, según Reis. Pero bajó hasta 7% para 2007, a medida que las firmas se expandían y muchos edificios se convertían en propiedades residenciales. La zona también se benefició de cierta diversificación entre los inquilinos, ya que se establecieron allí más firmas de abogados, educación, consultoría y minoristas. Pero más recientemente, el distrito financiero se vio muy perjudicado por la contracción de la industria de los servicios financieros.
Cientos de miles de metros cuadrados han quedado vacíos tras sucesos como la quiebra de Lehman Brothers Holdings Inc. y la compra de Merrill Lynch & Co. por parte de Bank of America Corp. Los alquileres reales han caído 6,9% desde el comienzo del año, según Reis. Y estos problemas están lejos de ver un fin.
Goldman Sachs Group Inc. se prepara para mudar su sede central, en esa zona, a una nueva torre a unas cuadras de Battery Park City, en el sudoeste de la isla de Manhattan, una zona aledaña al distrito financiero. Goldman Sachs también alquila unos 46.000 metros cuadrados en el edificio One New York Plaza, en la misma zona. Mientras los funcionarios que se ocupan de la renovación del distrito financiero están conformes con que Goldman Sachs se quede en el vecindario, la mudanza de la sede central de la firma dejará vacantes cientos de miles de metros cuadrados de espacio.
Lo que no está claro es hasta qué punto el negocio de bienes raíces del sur de Manhattan se verá afectado por los problemas de American International Group Inc., uno de los principales inquilinos de la zona. Hace poco la empresa vendió dos edificios, entre ellos su sede central, a un grupo que incluía a Youngwoo & Associates, una firma de inversión de Nueva York, y al banco surcoreano Kumbo Investment Bank.
A más largo plazo, los dueños de los edificios de la zona temen por la competencia que generará el nuevo World Trade Center. Hasta ahora, la torre One Wolrd Trade Center ha firmado pocos contratos de alquiler.
"La mayor fuente de incertidumbre es cuándo se concluirá el World Trade Center", afirma Victor Calanog, director de investigación de Reis. "No estoy seguro de que la economía de Nueva York se habrá recuperado de forma significativa incluso para ese momento, como para absorber esa cantidad de espacio en el centro", señaló Calanog.
Parte de la pelea entre Silverstein y la Autoridad Portuaria se refiere a la falta del financiamiento para sus torres debido a la contracción del crédito y la recesión. El inversionista argumenta que la agencia debería otorgar hasta US$3.200 millones en financiamiento. Pero la Autoridad Portuaria se resiste a hacerlo hasta que Silverstein aporte más capital.
Se prevé que la renovación del área de 65.000 metros cuadrados en lo que se conoce como la Zona Cero incluya una plaza pública, un monumento, un museo subterráneo, un centro de transporte, un complejo comercial y un centro de espectáculos artísticos. Quienes están a cargo del proyecto planean inaugurar el monumento para el décimo aniversario del 11 de septiembre.

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